6/3/12

Despertar


   Se despertó hacia el mediodía, serían sobre las doce y media, abrió los ojos como pudo y miró a su alrededor, ¿dónde estaba? se preguntó, qué coño había hecho estos últimos años de su vida para acabar así. A su alrededor, platos sucios, muebles destrozados con los cajones abiertos mostrando ropa sucia, botellas de wiski vacías, cervezas apiladas por el suelo que formaban agoniosos laberintos, junto a miles de frascos de tranquilizantes que daban el retoque final a aquel paisaje.
   Intentó levantarse del sofá, pero su alma soltó una carcajada, y con voz rota le respondió: demasiados años castigándome, y ya te merecías esto desde hace tiempo. Se echó para atrás rindiéndose y apoyando la cabeza en el brazo de aquel sofá, su mente empezó a divagar, le costaba pensar en aquella habitación de aroma podrido, como si él mismo hubiera empezado a descomponerse, sabía que la muerte estaba bailando a su alrededor.
   Cerró los ojos y pensó, lo que más le aterraba no era la muerte, sino lo que dejaba en esta vida. Había estado todos estos últimos años en una burbuja, olvidado de la vida, dejaba una hija preciosa en alguna escuela del condado, una novela sin acabar, miles de cuadros sin empezar, aquellas buenas amigas de la calle Desengaño, un coche sin pagar, facturas taponando su garganta...
   Cómo podía acabar así. Sacó de lo más profundo la poca fuerza que quedaba en él, se incorporó en el sofá y echó otro vistazo a su alrededor, sus ojos se fijaron en la mesa, rebuscó entre las latas de cerveza vacías hasta que dio con una medio llena, echó un buen trago, eso le espabiló y empezó a pensar... no, no iba a acabar así. Su alma no le iba a romper en pedazos, hizo otro de los pocos esfuerzos que le quedaban y dando tumbos, apoyándose en aquellas sucias paredes, se acercó a la ventana y echó un vistazo, se quedó pensativo y observó, el tráfico, la gente sin parar de un lado a otro, los coches... sus claxons, las calles eran un fluido de locura que aún le agonizaba más.
   Se sentó en el sofá, bebió de la cerveza y cerró los ojos.
 
   Qué estúpido sinsentido.

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